Christian Felber, autor de la economía del bien común, comparte en sus charlas una decepción que él sufre al ingresar en la universidad, donde espera encontrar el saber del mundo, conectado, y se encuentra con un mundo de saberes des-conectados, de cajitas,
sensación que yo comparto cuando realizo un ejercicio inicial de conexión de percepciones que pueden dar pie al estudio de la confianza en entornos organizativos, un ejercicio en el que pretendo unir mundos y cajas,
psicología y sociología, educación y empresa, economia y por qué no filosofía, ética, moral y religión, porque en un punto del camino una persona se empieza a plantear todo el mundo que le rodea,
¿realmente tenemos el mundo organizativo que tenemos por casualidad?, ¿es el PIB un medidor fiable de bienestar?, ¿por qué nos han enseñado que en el mundo económico se deben desligar los fines y los medios?, ¿en realidad el fin justifica los medios?,
preguntas y preguntas que conducen a una nueva, ¿por qué hay tanto énfasis en el mundo empresarial por términos como reputación y compromiso y un nulo interés por la palabra confianza?,
y en eso estoy, en un proceso de doctorando, sin pretender ser doctor, bajo el paraguas de un instituto de la universidad de Valencia con un nombre precioso, el instituto de investigación de políticas de bienestar social,
en el que de buenas a primeras me encuentro en un proceso brutal de in-defensión, de arbitrariedad en la evaluación del proceso de investigación, ya que no hay ninguna correlación entre la ligereza del acompañamiento con el rigor mortis de la evaluación,
entre el laissez faire del proceso y la rigidez, frialdad y tono ejecutivo que surge de la noche a la mañana el 15 de julio, en mi primera evaluación, estás suspendido y en la próxima evaluación, apunta, estás en la calle, una amenaza en toda la regla,
y las preguntas cambian, ¿se puede desarrollar un estudio sobre la confianza en un equipo en el que reina la des-confianza?, ¿se puede estudiar la comunicación y la empatía, cuando ninguna de las dos son parte del proceso en un equipo corto de 2 personas?, ¿qué hay del cuidado que promueve el nombre del instituto, el bien estar social, en este proceso?
¿merece la pena intentarlo o no?,
porque uno de los hallazgos importantes del proceso, yo diría confirmación total, es que todo es un hecho energético, somos un todo conectado, en un continuo energético que podemos graduar para entenderlo mejor,
como el arco iris tiene graduación y orden, como el espectro de la luz visible tiene graduación y orden, de menos energía (rojo, tan cerca del infrarrojo) a más energía (violeta, tan cerca del ultravioleta) ,
porque la energía infrarroja es una energía tan densa que no podemos soportar, de la misma forma que no podemos soportar la energía ultravioleta, a tal grado que nuestro órgano perceptor por excelencia, el ojo, no está adaptado,
es por eso que tenemos que desarrollar otros elementos de percepción sutil, como la kinesiología, a día de hoy mayormente des-conocida en el mundo empresarial, un ámbito que un día por venir quizás reconozca la utilidad de otras prácticas no habituales ayer,
la meditación o la comunicación no violenta, por poner dos ejemplos de prácticas impensables hace 30 años que se empiezan a difundir e integrar en un mundo fundamentalmente ejecutivo, de programación y control mayormente lineal,
¿pero acaso es el mundo que hoy vivimos predecible y lineal?,
no lo parece, ¿verdad?,
por todo ello el estudio de la confianza pretende conectar corrientes emergentes de pensamiento y acción que no surgen necesariamente del campus, de la universidad, aunque muchas de las personas que desarrollan sus obras sean doctores,
como Otto Scharmer, con la teoría U, que se acerca al M.I.T. para conocer a Peter Senge, e integrar en su obra el conocimiento sistémico que éste nos comparte desde la quinta disciplina, o David R. Hawkings, con el poder contra la fuerza,
obra en la que nos comparte dos campos energéticos que operan en todo lo que hacemos como seres humanos, en cualquier campo del pensar – sentir – hacer, el campo atractor negativo, movido por el miedo, y un campo atractor positivo, movido por el amor,
sí, si te preguntas en qué nivel se encuentra la confianza está en el inicio del campo atractor positivo, es la segunda puerta, la primera es el coraje, qué curioso, el punto de inflexión de la teoría U,
que promueve procesos de investigación – acción, siguiendo los postulados de Kurt Lewin, padre de la psicología social,
investigación – acción que se centra en este caso, en nuestro caso, en cómo la confianza personal (psicológica), grupal (social, educación), en la organización (empresarial, ética), y en la vida (filosofía, moral, religión) tiene un impacto positivo en las relaciones,
y en consecuencia en todas las manifestaciones de la vida.
busco una imagen para acompañar esta entrada, estrellas en la noche, para representar un ser humano en conexión con todo lo que está más allá, que incluso no se puede ver, que seguramente ni podemos medir, pero evidentemente existe.
y reivindico por medio de estas líneas una forma meditativa de hacer y de escribir que un día no lejano puede ser parte de un estudio desde la academia sobre la confianza en entornos organizativos (en España, en Portugal, en toda LATAM, Brasil incluido),
desde una actitud de servicio, porque necesitamos ponernos humildemente al servicio de lo que está por venir.