salgo del encuentro en LEINN, en proceso de búsqueda de la próxima reunión, que no va a ser en Mutualia, tampoco en P4Q, ni en Wikiopps, ni siquiera voy a poder comer en Alpamayo, mi particular campo base, que está hoy lunes cerrado,

todo parece indicar que todo lo que tengo que hacer en Bilbao esta visita ya está hecho, habrá que esperar a la siguiente, dentro de un mes, por lo que, ya de vuelta a casa, paro en el mercado de Atxuri,

con la primera intención de comprar un pescadito rico para celebrar, pero es lunes, mira que va a ser que no, qué le vamos a hacer, por lo que con la misma intención me acerco a una receta alternativa, con un tomate de la tierra y cuatro champiñones,

que voy a acompañar, si bien se puede, con un franciscano de Aberasturi, un pastel parecido al jesuíta en el que un relleno de manzana toma el lugar del cabello de ángel, vaya por Dios, pastelería cerrada,

y observo todo lo que se abre y se cierra en el camino, aquí y allá, cuando prestamos atención a las pequeñas señales del camino, esto no va de tu voluntad dura y de hágase a la orden de ya, Mikel,

hasta que ya por la tarde, en una cerveza despedida con Jon Mancisidor, otra poesibilidad aparece en la conversación, la misma de la que me hablara Raúl Contreras la semana pasada, el club d elos 100 está en proceso de ampliación, para pasar al club de los 200,

tengo que contactar con Joaquín Alcalde, líder de el hueco, esa iniciativa que desde Soria nos habla de la España vaciada, no sé si hago bien en re-titularla como la España ahuecada, mira que la tierra es densa, ¿eh?,

y me imagino la próxima parada de entornos de confianza, que bien podría estar en el ámbito rural, ligada a los territorios quién sabe por qué ni cómo surge esta idea de presentar en la próxima feria de presura una ponencia in-sospechada,

entornos rurales, entornos de confianza.