un día, un profesional como la copa de un pino, no hay ningún otro entrenador que haya conseguido 3 champions consecutivas para un mismo equipo, obras son amores y no buenas razones,se despide con una carta abierta preciosa,
dice basta, y nos regala una frase que nos debería reflexionar a todas, me voy porque el club no me da la confianza que necesito, se puede decir más alto pero es difícil decirlo más claro, y pone el acento en el punto fundamental en cualquier relación,
de cualquier tipo,
ya estemos hablando del ámbito personal o profesional, en una relación con tu pareja, tus compañeros de trabajo o tu jefa, tu madre o tu hijo, hay un ingrediente, casi invisilbe, muy sutil, que hace toda la diferencia,
y Zinedine Zidane la clava, es la confianza, déjame que sea malo, en este caso es la confianzzza, porque el abuelete aburre a una vaca, no importa que esta vaca sea una vaca sagrada como tú, gracias, Zinedine,
por poner al abuelete y a la confianza en su lugar.
y me alegro al recordar (traer a la cuerda vibrante del corazón) ese día en el que decidimos poner la confianza en el lugar que le corresponde, y empezar a indagar en el ingrediente secreto de las relaciones, y cómo influye en el desempeño de la organización,
y me acuerdo de aquella lección de Luis Espiga, maestro de tri-formación social, en la que pone un adjetivo a 4 elementos que hacen la diferencia entre un grupo sano y uno que no lo es, el primer adjetivo, que acompaña a la confianza, es fundamental,
la confianza genuina,
una confianza que va más allá de lo que la persona ha demostrado, porque en la confianza genuina nuestra confianza reposa en nuestra percepción del potencial intangible, un potencial que está todavía más allá de la evidencia del más acá.