Andy Grant nos va a invitar a un paseo amable, desde el movimiento cuáquero hasta la sociocracia, un paseo que comienza en el siglo 17, con una cita de George Fox, que nos anima a ser ejemplos en el mundo,
que nuestra vida y nuestras pertenencias (tmbn las simbólicas) sean parte de nuestra prédica, y que en nuestras relaciones con cualquier persona encontremos la energía de la fuente divina que compartimos,
un viaje amable y tranquilo que nos lleva a un conjunto de valores y comportamientos cuáqueros, empezando por la simplicidad, que se hace comportamiento en un trato sin, sin don, sin usted, sin vuecencia (vuestra excelencia), sin distancias jerárquicas separadoras,
una apuesta definitiva por la paz y la verdad, qué bonita anécdota, los cuáqueros no juran en los juicios levantando la mano sobre la Biblia, porque no hay medias verdades en su vida, no hay verdades acomodaticias, políticamente correctas, no hay verdades interesadas,
fuera del juicio, antes y después del juicio, como durante el juicio, el compromiso con la verdad es el mismo, de ahí el término integridad, buenos cimientos para desarrollar comunidades entre iguales, en las que todas las voces cuentan,
de ahí el trato natural entre géneros y generaciones, hombres y mujeres, personas adultas y niñas, no es de extrañar que la buena administración de los bienes y el cuidado de los bienes personales y de la comunidad completen la lista,
y sigue el paseo con este ejemplo, en el que una familia que tiene a sus hijas, 7, en un colegio Montesori, presenta una objeción al centro, ¿cómo puede aceptar el cole fondos de un gobierno que está promoviendo la guerra?,
es bonito ver en qué medida el compromiso con los valores es radical, pregunta que conduce a un movimiento de criar a las niñas en casa, movimiento que va a derivar, mediante el campo atractor positivo de las buenas prácticas, en una escuela comunitaria,
escuela en la que crece y se forma Gerard Endenburg, que decide trasladar los buenos principios que apreHende en la vida en el cole a su vida en la empresa, persona a la que hoy consideramos padre de la sociocracia práctica,
y poco a poco vamos llegando al cierre de este paseo, hoy es el día que personas del movimiento cuáquero se forman en sociocracia, sin saber conscientemente que es su movimiento el que fundamenta esta forma rompedora de gobernanza,
en la que hablamos por rondas, todas tenemos tiempo para presentarnos en el inicio, venimos de allá, hablamos este idioma, vivimos aquí, nos expresamos más fácil en castellano o en inglés,
rondas para preguntas, porque Andy nos regala su tiempo, qué interesante es cuando la persona responsable de la presentación no sólo dice que va a haber tiempo para preguntas, sino que facilita que ese tiempo exista,
rondas para despedirnos, sí, una a una Andy nos pregunta qué nos ha parecido la presentación, la conversación, cuáles son nuestras reflexiones personales, una ronda, otra ronda, otra más,
y siento el regalo de pertenecer a esta comunidad, un espacio en el que de vez en cuando puedes encontrarte con personas que van haciendo de la simplicidad, la paz y la congruencia un arte, el arte de la vida,
el arte de escuchar profundamente al álter, de crear el espacio para que todas las voces y las emociones encuentren su sitio y acomodo.
el camino de simplicidad que nos comparte Andy, la vida comunitaria, sin rangos ni poder que nos diferencie ni distancie, me conecta con la figura de Francisco de Asís, y con la iglesia de Pablo, tan diferente de la de Pedro,
no puedo sino pensar que la sociocracia práctica es un ejercicio radical de la iglesia de Pablo en nuestra sociedad, de la misma forma que la elección del homeschooling en la casa de los Boeke es una apuesta radical por la paz.
y me pregunto, ya puestos a introducir la subjetividad en mi vida, qué relación tienen la escucha profunda y todos estos valores cuáqueros con la confianza que se teje entre personas, y con el estudio de la confianza en entornos organizativos,
una pregunta que pienso extender aquí y allá.